Este tipo de comportamiento no acorde con el buen convivir de los venezolanos es llevado a las escuelas en sus diferentes manifestaciones, descritas y variantes de otras, al igual se observa a jovenes de muy temprana edad consumir sustancias ilicitas y venderlas a sus compañeros.
La calle poco a poco gana más espacio que la familia y la escuela, es una batalla fuerte y hay que librarla para despertar en los jovenes de hoy el sentido de prevención contra este flagelo que nos agobia y nos quita nuestros seres queridos.
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